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La relación de José Martí y Manuel Mercado.

La relación de José Martí y Manuel Mercado

– Javier Corral Jurado

El 28 de enero se conmemoró en diversos lugares del continente el 150 aniversario del natalicio de José Martí, héroe nacional de Cuba. En México se desarrollaron diversos actos recordatorios del pensamiento martiano y su aportación a la humanidad. Destacó el homenaje que el Ayuntamiento de Tlanepantla y su Presidente Rubén Mendoza Ayala organizaron para honrar la obra de este intelectual, político y poeta. En el centro de esa ciudad se construyó un parque con una plaza que llevará su nombre y en medio se erigió un monumento en el que se colocó un busto en bronce de Martí.

El acto fue el mayor que se organizó en el país, pero uno de muchos. Martí está ligado a México, con lazos indestructibles que se tejieron durante su exilio en nuestro país, entre el año 1874 y 1876, y que tuvieron en la relación con Manuel Mercado, el entonces secretario de gobierno de Lerdo de Tejada, su más fiel y emotivo rostro. De hecho a él, Martí le dedicó una parte de su obra poética, “versos libres”, y que es una de las facetas más conocida en nuestro país; la mayoría se acuerda de Martí en las lecciones de Español Activo en la escuela básica, donde nos encontramos con el poeta y político que amó la sencillez y creyó en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras:

“Yo soy un hombre sincero/ De donde crece la palma/ Y antes de morirme quiero/ Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes/ Y hacia todas partes voy,/ Arte soy entre las artes,/ En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños/ De las yerbas y las flores/ Y de mortales engaños/ Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura/ Llover sobre mi cabeza/ Los rayos de lumbre pura/ De la divina belleza”.

Sin embargo, lo más significativo de su relación con nuestro país, es sin duda, el amplio intercambio epistolar entre Martí y Mercado. No tiene parangón en la vida del héroe nacional cubano, organizador de la guerra que empieza en el 95 y termina en el 98 con la intervención norteamericana. El mexicano fue destinatario de lo que se conoce como el testamento político del Cubano: una carta inconclusa escrita el 18 de mayo de 1895, un día antes de morir, que interrumpe para marchar sin que nadie pudiera impedirlo a un inesperado combate y en la que expone su íntima convicción, su pensamiento profundo.

Le escribe a Mercado, “con el afecto de tan delicada honestidad”:

“Ya puedo escribir, ya puedo decirle con que ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía y mi orgullo y obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo -, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las antillas los Estados Unidos, y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin. Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos – como ese de usted y mío -, más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia”.

Martí hijo de padre valenciano y madre canaria, fundó el Partido Revolucionario Cubano, y como cabeza de esa avanzada organización política vivió los años más intensos y fértiles en su ejemplar labor de combatiente e ideólogo de la independencia, la liberación nacional y la raigal dignificación de Cuba, con relieve y significado latinoamericanos y universales, y sobre los pilares de su temprano, enérgico y guiador antiimperialismo, lo cual queda claramente expuesto en la última carta a Mercado. Por eso fue el emblema de los revolucionarios cubanos que derrotaron a Batista. De ahí que el discurso inicial de Fidel Castro fue siguiendo la enseñanza de Martí sin aludir al marxismo, y en 1953 cuando Castro fue detenido tras el fracasado golpe al cuartel Moncada, dijo que el autor intelectual del movimiento había sido Martí.

Martí forma parte de una serie de asilados políticos de México que han sido memorables. Bolívar, Sandino, Castro, el Ché Guevara, los republicanos españoles, Trosky. Su contacto con los liberales mexicano de la generación de la Reforma debió haber sido muy formativo en el poeta. Ya que estos liberales son los fundadores del estado moderno mexicano y los primeros en sembrar la cultura nacionalista en nuestro país.

Como libertador su valor consistió que no aceptó los argumentos de que Cuba debía ser protectorado español o anexarse a Estados Unidos. Martí fue el último de los libertadores anticolonialistas del continente.

La relación entre Martí y México no terminó con su huída en 1876. Posteriormente, hizo un par de viajes a México para recolectar fondos en los cubanos expatriados partidarios de la independencia. En uno de esos viajes se entrevisto con el mismo Porfirio Díaz, quien a pesar de negarle el apoyo abierto a la causa de la independencia cubana (el gobierno mexicano quería España en el Caribe como contrapeso a EU) le dio dinero.

En suma, Martí fue un prosista consumado, un intelectual republicano y un político idealista, pero carecía de cualquier talento militar. En una época en que la política se hacía a balazos, a nadie le debe sorprender que terminara como lo hizo.