Written by Rotafolio

Aeropuerto Internacional en la Ciudad de México

Aeropuerto Internacional en la Ciudad de México

– Javier Corral Jurado

 

1ro de agosto de 2002

El gobierno federal decidió finalmente suspender, la semana pasada, el proyecto de construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco. No ha cancelado su decisión de buscar una alternativa para desahogar al actual aeropuerto de la Ciudad de México, que se encuentra rebasado en sus movimientos de despegue y aterrizaje.

Como se especificó en el comunicado de prensa, enviado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el Poder Ejecutivo emitió decretos expropiatorios para desarrollar el proyecto aeroportuario en Texcoco y establecer una zona de regulación ecológica de gran valor para el desarrollo de esta región; sin embargo estos decretos fueron impugnados ante los tribunales federales, lo que condujo al gobierno abrir un compás de espera en la ejecución del proyecto, al mismo tiempo que se hicieron diversos llamados al diálogo para buscar una solución conjunta, objetivo que nunca se pudo concretizar.

La decisión de suspender esta obra es lamentable, porque sin duda trastoca el marco de la legalidad y una vez más proyectos necesarios para el país son vulnerados por fuerzas extrañas e intereses ajenos a lo que pudieran ser legítimas demandas. Los niveles de intransigencia e ideologización en las peticiones campesinas impidieron un arreglo; de hecho el precio de las tierras estaba ya por encima de lo que el plan maestro podría pagar como retribución a los ejidatarios por la expropiación.

El paquete de ofrecimientos del gobierno federal fue más que suficiente, ya que se les tomaría en cuenta tanto para la construcción del proyecto aeroportuario como en términos de operación y funcionamiento; sin embargo esto fue rechazado porque había otras motivaciones y otros intereses, así como un claro objetivo de hacer de San Salvador Atenco y el nuevo Aeropuerto Internacional un nido para la violencia.

En efecto, hay que reconocer que el proyecto del aeropuerto fue desatendido en sus etapas de negociación política, porque en primer instancia el gobierno federal acordó cederle la negociación al del Estado de México. Sin embargo, no puede pasar desapercibido que cualquier expropiación desata resistencias y que frente a ellas los grupos de interés político partidario, siempre están a la caza de asuntos rentables, incluyendo otro tipo de demandas. Es importante tomar en cuenta que los grupos campesinos se fueron a una agenda político – económico – nacional, que nada tenía que ver con un resarcimiento justo a sus tierras.

En el proyecto del nuevo aeropuerto existen también otras alternativas, sin bien es cierto que la de Texcoco era la mejor, no era la única. Se ha hablado de un sistema aeroportuario alterno que utilizando las instalaciones existentes amplíe algunas terminales aéreas y obviamente, concentre en el Aeropuerto Internacional de las Ciudad de México todo lo relativo a las conexiones. Se trata de utilizar aeropuertos como el de Toluca en el Estado de México, el de Puebla y construir uno de mediano tamaño en Cuernava, Morelos, para contar con terminales alimentadoras.

Las alternativas están ahí y el proceso deberá ser abierto, lo que hay que reconocer es que el gobierno mantiene su decisión de continuar con el proyecto. No se trata de suspender o de cancelar una obra necesaria para el país, únicamente se tendrá que reubicar su sede.

Considero que a la larga la intransigencia de los campesinos de San Salvador Atenco, que se opusieron al proyecto de la construcción del nuevo aeropuerto, tendrá mayores costos, ya que han perdido una buena oportunidad de transformar su entorno y realidad económica.