Ante el dictamen que se ha aprobado en el Senado de la República , desapareciendo los órganos constitucionales autónomos OCAS, me gustaría exponer algunas reflexiones que por cierto, he compartido con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, incluso desde antes que iniciara la legislatura y -siendo una mujer de convicciones democráticas- me ha brindado siempre su respeto y comprensión, pues cuando me invitó a ser parte de su proyecto, nos asumimos como aliados de una transformación social, a partir de nuestras biografías, principios y trayectorias. Esa lealtad es inmarcesible.
En primer lugar debo decir que lamento que no se opte por separar la votación para la desaparición de los siete organismos autónomos, dado que cada uno atiende funciones y retos completamente distintos. La complejidad de los temas que abordan merecía un análisis más detallado y deliberado que permitiera tanto a las y los legisladores como a la ciudadanía valorar de manera justa el impacto que tendrá la eliminación de cada organismo en su respectivo ámbito.
Abordar esta decisión de manera conjunta invisibiliza las particularidades de cada institución y desatiende la importancia de su contribución individual al bienestar social y económico.
De manera particular, no comparto la propuesta de desaparecer al INAI, el IFT y la Cofece. En el caso del INAI, en mi criterio, las modificaciones propuestas, no tienen la solidez institucional necesaria para garantizar un mecanismo independiente e imparcial, ágil, expedito, que resuelva las negativas de acceso a la información, no solo frente a las entidades que comprenden la administración pública federal sino frente a las entidades federativas, municipios, partidos políticos, sindicatos, poderes de la unión, fideicomisos, órganos autónomos que prevalecen.
Me he autoimpuesto el reto de trabajar en el futuro inmediato, en un marco que pueda encontrar la instancia y el procedimiento adecuado para dar cauce a la garantía plena (con independencia y objetividad) del derecho de acceso a la información, en el que los sujetos obligados no terminen siendo juez y parte de una tarea tan importante que ha modificado sustancialmente la relación de la sociedad con el gobierno, al otorgar más posibilidades de vigilancia, fiscalización y contrapeso al ciudadano frente a la autoridad.
Por su parte, el IFT fue creado para contener los groseros índices de concentración en telecomunicaciones, así como de la televisión y sus mercados relacionados; es el intento institucional que se constituyó para frenar los negocios a costa del patrimonio nacional, resultado de la adjudicación discrecional de concesiones; y con todo ello, proteger a los consumidores, a los usuarios y a las audiencias.
Este organismo, pese a todo, ha abonado a la competencia en el sector de las telecomunicaciones y la radiodifusión, para fomentar la cobertura en zonas marginadas y promover tarifas justas entre los consumidores. Con su desaparición, será necesario que estas tareas prevalezcan para que las decisiones fundamentales en estos sectores estratégicos, no queden sujetas a intereses políticos o económicos, y afecten con ello la calidad de los servicios y limitando el acceso a las tecnologías, que en su conjunto, impulsan el desarrollo social y económico. Todos, motivos por los que luchamos de manera aguerrida ante la Ley Televisa.
A su vez, la COFECE ha jugado un papel relevante contra las prácticas monopólicas y en la promoción de condiciones de competencia que beneficien tanto a consumidores como a empresas. Su eliminación puede comprometer el equilibrio en sectores estratégicos y podría generar mayores costos para los ciudadanos que afecte la competitividad y el crecimiento económico del país.
Sin dejar de reconocer muchas de las desviaciones, excesos, y captura que intereses económicos y de élite, en los que cayeron estos órganos autónomos, también creo sinceramente que había otras maneras de remediar esas problemáticas, sin tener que recurrir a la desaparición de un andamiaje institucional que llevó décadas en la lucha por la libertad de expresión, el derecho a la información y la democratización de medios.
La Cuarta Transformación, es una contención al abuso, al saqueo, a la discriminación, al desdén que una élite enquistada impuso, rebasando los límites que la dignidad de una mayoría se cansó de permitirles.
Los niveles de desigualdad, además de dolorosos eran inaceptables y pese a cualquier crítica o cuestionamiento, estoy convencido que la máxima “por el bien de todos, primero los pobres”, es la mejor brújula para quienes hoy tenemos la oportunidad de servir a nuestro país.
Estoy en el lugar correcto de la historia, y me siento orgulloso de las decisiones que desde esta trinchera he tomado. Los detractores o la oposición esquizofrénica cuestionan, sin calidad moral alguna, la dirección que se ha decidido darle a la República, pero no consideran en sus presuntos análisis, que ésta es resultado de una exigencia de justicia esperada por la mayoría, desde hace mucho tiempo.
No obstante, no puedo negar que en esta reconstrucción del Estado, los esfuerzos institucionales, que ante mucha adversidad se lograron construir, hoy sean desdeñados de manera categórica y no se tome el tiempo para analizar y volver a dar cauce a sus funciones.
Porque, a pesar de la perversión en la que se enredaron, enajenaron y dejaron de cumplir los distintos organismos autónomos que ahora se propone desaparecer, las motivaciones y las tareas por las que fueron creados no han dejado de existir.
Por todo ello, he decidido que en esta ocasión no acompañaré la votación de mi bancada. Hacerlo sería ir en contra de varias de mis convicciones más decantadas y negar una parte muy importante de la lucha política que he dado en el Congreso de la Unión por el derecho a la información en su sentido más amplio, por la competencia en el ámbito de las telecomunicaciones y la regulación de los medios de comunicación.
Estoy consciente que mi postura provocará algunas críticas de las posiciones radicales , pero mi adhesión al proyecto de transformación, no representa una renuncia a mis principios y mis valores; es desde mi formación y experiencia que busco y buscaré contribuir a éste, al desarrollo y bienestar de mi país y por supuesto, al éxito del gobierno de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum.
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