Librería en peligro

Librería en peligro

Milenio

El segundo capítulo de la venganza contra Corral fue la clausura de la librería Sándor Márai. Los invitados a la inauguración nos quedamos perplejos al ver los sellos en la puerta de entrada, pues creíamos ingenuamente que el fomento a la lectura está o debería estar por encima de cualquier rencilla partidaria.

Las pandillas más rapaces del inframundo político renacen de sus cenizas cuando el brazo de la ley no las aplasta del todo. Lo comprobé en Chihuahua hace un par de semanas, cuando fui a presentar mi nuevo libro de cuentos en la librería Sándor Márai, una modesta empresa quijotesca del exgobernador Javier Corral, que fue clausurada dos horas antes de su inauguración. Como todos sabemos, Corral libró con una dura batalla legal y política para procesar penalmente a su antecesor en el cargo, el priísta César Duarte, que desvió 6 mil millones de pesos de las arcas públicas y actualmente purga una condena por peculado. A finales de su sexenio, Corral demostró que la panista María Eugenia Campos, la actual gobernadora del estado, figuraba en la nómina secreta de Duarte, donde cobró 9 millones de pesos cuando era diputada local, pero en vez de expulsarla o cuando menos congelarla por ese contubernio, el panismo chihuahuense la premió con la postulación a la gubernatura. Su impunidad quizá despertó admiración y envidia entra la parvada de zopilotes que desean emularla.

El binomio Duarte-Campos empezó a vengarse de Corral en noviembre del año pasado, cuando encarceló a Francisco González Arredondo, el fiscal anticorrupción de su gobierno, acusado de tortura psicológica por algunos de los funcionarios a los que interrogó durante la operación Justicia para Chihuahua. González teme por su vida, pues lo han obligado a convivir en el reclusorio Aquiles Serdán con varios hampones de cuello blanco a quienes puso tras las rejas. La FGR ya atrajo su caso, pero la rencorosa mafia que lo mantiene preso tal vez quiera exponerlo a un desenlace trágico.

El segundo capítulo de la venganza contra Corral fue la clausura de la librería Sándor Márai. Los invitados a la inauguración nos quedamos perplejos al ver los sellos en la puerta de entrada, pues creíamos ingenuamente que el fomento a la lectura está o debería estar por encima de cualquier rencilla partidaria. Por la puerta corrediza del garaje, donde no había sellos, sacamos las sillas rentadas para el evento y las llevamos al cercano parque Revolución, donde inauguramos simbólicamente la librería junto al mausoleo de Francisco Villa. Irritado por la difusión de su atropello en los medios informativos nacionales, al día siguiente el alcalde de Chihuahua, un solícito chalán de la gobernadora, mandó colocar en la librería un oficio más amenazador, anunciando que el cierre se prolongaría por un mes, en castigo por el terrible desacato a la autoridad que cometimos al sacar las sillas. Corral interpuso un amparo, y el pasado lunes, cuando la suspensión de la clausura ya era inminente, los inspectores del ayuntamiento se adelantaron a quitar los sellos, quién sabe por cuánto tiempo.

Las librerías son negocios frágiles que dejan ganancias a largo plazo cuando logran consolidarse, pero no garantizan una recuperación inmediata del capital. Por eso tienden a desaparecer en México. Según el poeta Marcelo Uribe, director de Ediciones Era, que intervino en el acto inaugural, el número de librerías ha caído en picada desde los años 70, cuando teníamos más que hoy. Si no fuera por la cadena Educal, subvencionada con dinero público, muchas ciudades grandes ciudades del país serían páramos culturales. La librería Sándor Márai será la mejor de Chihuahua si la dejan sobrevivir. Pero las necesidades de los lectores no le merecen menor respeto a la gobernadora Campos, pues obstaculiza la apertura de librerías mientras derrocha los fondos públicos en caprichos de emperatriz como el montaje de la comedia La golondrina y su príncipe, una superproducción teatral con un costo de 35 millones que sólo tuvo 12 representaciones. Daniel Giménez Cacho, otro de los invitados a cortar el listón de la librería, nos aseguró que las obras más caras montadas en el DF cuestan diez veces menos. La política cultural de las viejas repúblicas bananeras ha resurgido en Chihuahua.

Al parecer, la coalición Va por México aprueba las venganzas y los despilfarros de Campos, pues nadie le ha jalado las orejas, quizá porque la podredumbre del PAN y el PRI ya es incurable, como afirma la propaganda oficial. ¿Así pretenden ganar las próximas elecciones? ¿Con exhibiciones tan burdas de su pequeñez y su mezquindad? Para muchos descontentos con la 4T, el anuncio de que la alianza opositora ya decidió cómo repartirse el pastel de las candidaturas, con un arreglo entre cúpulas a espaldas de la sociedad, sonó más amenazante que promisorio. La involución política de Chihuahua es una advertencia para todo el país. La militarización y la embestida contra el INE auguran un porvenir sombrío si el populismo autoritario se obstina en seguir la ruta venezolana al poder absoluto, pero el retorno a la cleptocracia del PRIAN no sería menos atroz.

Fuente: https://www.milenio.com/opinion/enrique-serna/con-pelos-senales/libreria-en-peligro

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