La congruencia de Javier Corral

La congruencia de Javier Corral

A los poco más de ochenta años de vida que mi Padre Dios me ha concedido, de los cuales llevo poco más de 54 años de sacerdote católico, he tenido la gran oportunidad de tratar en la vida con innumerables personas, familias, grupos, asociaciones tanto de la vida pública como privada: profesionistas, campesinos, obreros, empresarios, políticos, educadores, médicos, escritores, artistas, etc. Todo ellos y ellas de diferente posición social, de diversas religiones y de otros países, etc. Para mí ha sido una experiencia de gran riqueza humana y espiritual, sobre todo cuando no en pocas ocasiones hemos podido compartir alegrías, gozos, tristezas, triunfos, fracasos, etc.

Todo ello ha despertado en mí un sexto sentido (como seguramente les sucede a muchos más con experiencias semejantes) para intuir la veracidad o no de las actitudes, las mociones internas del espíritu y las motivaciones profundas que respaldan las acciones de una persona, sus dichos, sus inquietudes, sus opciones, su estilo de vida, etc.

Ahora bien, todo lo anteriormente dicho me sirve para avalar, sin lugar a dudas, la congruencia y rectitud de vida del exgobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, quien ha sido acusado por la Secretaría de la Función Pública (SFP) desahogando ante la autoridad judicial pruebas por el proceso administrativo en contra del exgobernador Javier Corral Jurado, abriendo un procedimiento en su contra por probable enriquecimiento ilícito y defraudación fiscal. Todo ello derivado sobre la compra de un terreno que, al parecer, aún no está registrado legalmente en su poder. Corral contestó a las imputaciones por escrito mediante su abogado quien lo representó en la audiencia del pasado 23 de julio. Ahora bien, el expediente se ha pasado con insólita premura al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJA).

Javier Corral, en congruencia con sus principios, renunció al PAN (ahora Prian), cuyos dirigentes lógica y naturalmente desean que se le declare culpable y caiga sobre él “todo el peso de la ley.” Por cierto, para Xochitl Gálvez más que apoyo el Prian fue un lastre para su candidatura, dicho de alguna manera por ella misma. En mi opinión, esta denuncia no tiene por objeto la búsqueda de la justicia, sino lograr, a toda costa, que Corral no pueda asumir el cargo de senador en la próxima legislatura federal.

Lo que es de llamar la atención son las altas consideraciones que ha tenido el exgobernador César Horacio D.J. contrapuestas a la retahíla de acusaciones que un buen número de personas, quienes fueron detenidas por el “Operativo Justicia para Chihuahua” implementado por Corral, las cuales, al recuperar su libertad, denunciaron una serie de abusos y tortura, seguramente alentadas y asesoradas por interpósitas personas. Por cierto las denuncias contra el exgobernador se vuelven poco creíbles cuando se presentan como las letanías de un rosario: daño moral, peculado, difamación, traición a la patria, uso ilegal del ejercicio público, daños, violencia política, etc. Por cierto, hasta sin deberla ni temerla, la Librería Sándor Márai de Javier ha sufrido hostigamientos rayando todo esto en un encono contra la persona. Y, para colmo, en las denuncias expresan que hay que resarcir el daño moral a César Duarte con la friolera cantidad de tres mil millones de pesos del erario público. Tampoco es creíble que Corral haya dejado endeudado al Estado con 75,000 millones de pesos. Conviene recordar que César Duarte recibió al Estado con una deuda de 12,547 millones de pesos y lo entregó a Javier Corral con una deuda de 49,408 millones, logrando bajarla en 48,473, es decir, 935 millones menos. Por el buen manejo de finanzas, Javier Corral tuvo reconocimientos a nivel nacional en materia de fiscalización por el SAT (Sistema de Administración Tributaria).

Debo aclarar que, de mi parte, ha habido desde hace muchos años una estima y amistad con Javier Corral y su esposa; pero también debo aclarar que en ningún momento he platicado sobre mi presente artículo con él. Si bien es cierto, mi cariño por Javier está presente en este escrito, sin embargo lo que en realidad me ha motivado para hacerlo es poner de manifiesto que nuestro sistema político y social está tan lleno de corrupción que de corrupto se vuelve corruptor. Díganlo si no las deslealtades que Javier está sufriendo de gente que era de su confianza. La política palaciega es un buen termómetro para medir fidelidades (muere el rey y viva el rey). Sin embargo, la política como la religión son de las más nobles actividades del ser humano, pero, al mismo tiempo, pueden llegar a ser igualmente dañinas cuando se corrompen. Con razón Beatriz Paredes afirmaba que, para nuestra desgracia, ahora es irrelevante que políticos corruptos lleguen al poder.

Es importante conocer los mecanismos de la corrupción para poderla combatir. El pecador se reconoce como tal, pero el corrupto tiende a camuflarse y si su situación se le pone difícil conoce todas las coartadas para escabullirse y procura descabezar toda autoridad moral que pueda cuestionarlo. Para ello, hasta al más probo trata de hundirlo en el lodo de la corrupción con falacias y mentiras para quitarle fuerza moral. Esto le pasó al más honesto de la humanidad, Cristo Jesús. Por eso murió crucificado. Cualquier semejanza con lo que le está sucediendo a Javier Corral es mera coincidencia, “mutatis mutandis”, dirían los clásicos del latín. La conciencia del corruptor lo persigue y de autoperseguido se transforma en perseguidor. Javier se ha vuelto una piedra en el zapato para mucha gente y, por lo mismo, se le ha tratado de desprestigiar a través de la prensa. Por cierto, hay periodistas de lo más honestos, transparentes y amantes de la verdad quienes son los modernos profetas bíblicos de nuestra sociedad. Un buen número de ellos han ofrendado su vida por amor a la verdad. Desafortunadamente también los hay quienes desinforman y hasta son proclives a la coprofilia (expresión del Papa Francisco).

Sólo termino diciendo que al exgobernador le podemos criticar muchas cosas, pero no podemos criticarle que, por mandato de la misma ciudadanía, fue un gobernante que combatió la corrupción hasta en el partido al que pertenecía. Siempre pesará sobre nuestra sociedad si permanecemos indiferentes ante cualquier esfuerzo que se haga contra la corrupción que, por cierto, ha llegado al grado de ser administrada, así como la pobreza con fines electorales en los tres niveles de gobierno. Todo lo dicho hasta aquí se debe en buena parte a mi experiencia senil, la cual le agradezco a Dios nuestro Señor. También los viejos nos podemos equivocar, “pero más sabe el diablo por viejo que por diablo.”

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