Es falso que se extingan los controles de constitucionalidad de los ciudadanos: el amparo, la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional, todas se mantienen, como instrumentos de defensa de los derechos humanos frente a actos de autoridad y normas generales que contravengan la Constitución.
Nunca, jamás en la historia del constitucionalismo en México, se ha aceptado que mediante estos instrumentos se invaliden, censuren, se corrijan o se modifiquen decisiones del poder reformador de la Constitución, eso es una falacia.
El dictamen refuerza una realidad, la disputa constitucional para definir en dónde reside el poder reformador de la Carta Magna, que es de la soberanía y por ende del pueblo.
El dictamen corrige las preocupaciones que ayer se expresaron, en relación a los derechos humanos, pero hoy, ratifica que el poder reformador de la Constitución es inimpugnable.
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